miércoles, 17 de diciembre de 2008

DE CHINAMADA A PUNTA DEL HIDALGO 10/8/2008

CAMINANDO DESPACITO (Auxi, Antonio, Leo y Fredi)
Después de un largo letargo mental, por circunstancia de la vida, que me han echo sentirme poco inspirado, intento volver a la carga con mis pateos, anécdotas y mis "afotos". Decir que no por esto he dejado de caminar, incluso he estado en la Palma haciendo algunos senderos espectaculares que me han dejado flipado por su belleza. ("Amo La Palma"). Pero eso es otra historia. Pensábamos salir desde la Cruz del Carmen, pasando por las casas del Rió, llegar asta las escaleras, por la carretera, bajar por este sendero y coger la desviación a la izquierda, que nos lleva asta Chinamada y de ahí seguir por detrás de la iglesia, por el sendero que nos lleva hacia la Punta. Al final, decidimos salir desde Chinamada, ya que el primer tramo del sendero lo habíamos hecho en otro pateo (Cruz del Carmen, Las Carboneras, barranco de Taborno, Taborno). Quedamos sobre las 8/45 en la Punta donde dejaríamos un coche en el final de la carretera, justo en la rotonda donde se da la vuelta y donde iba a terminar nuestro pateo. Desde aquí el tiempo en la cima de Chinamada se veía un poco nublado, como de costumbre en el macizo de Anaga. Se veía el sendero casi completo desde este punto. Antonio y Auxi fueron puntuales, como siempre. Recogimos nuestros bártulos y los metimos en el coche de Antonio. ("Cierra bien el coche mi niño, que por aquí hay mucho sinvergüenza"), Me dijo la señora que esperaba la guagua. ("¡ Ya empezamos!, me dije pa dentro"). No le quise preguntar nada por si acaso fuera la hermana de Carmita,.... la de Taborno. Le di las gracias y continuamos hacia Tegueste para enlazar con el cruce de las Mercedes y recoger a Leo en la Cruz del Carmen. Leonor es una compañera de trabajo de Fredi que el había invitado al pateo y que se había jubilado hacia muy poquito tiempo. A la altura de la dulcería Melita, creo que todo el mundo la conoce, se me encendió una luz en mi prodigiosa mente y pensando en lo que me había dicho la mujer: ("¡Pareeeeen!, Que se me quedo la cámara en el sillón del otro coche"). Vuelta otra vez hacia la Punta, envuelto en un mar de cariñosas palabras: ("Atontao, despiertate, si fuera tu mujer la hubieras dejado en el coche, etc......."). Definitivamente creo que la mujer era familia de Carmita. Y la pobre Leonor esperando en la Cruz del Carmen, menos mal que Fredi la llamo. Recogimos a Leonor, tras las pertinentes presentaciones y ya tomamos rumbo hacia Chinamada. A esta hora los caseríos del lugar aun dormían. El sendero ó camino de cabras te hacia caminar de uno en uno. Íbamos visualizando el profundo barranco que caía casi a plomo a nuestros pies y que nos iba a acompañar asta el final del sendero. Las vistas eran espectaculares y parábamos muy a menudo para hacer fotos. La vegetación, típica de los barrancos canarios, cambiaba a menudo que íbamos descendiendo: (Berodes anuales, Bejeque de risco, Cardones, Tuneras, Tabaibas...). Las montañas del sendero por donde caminábamos estaban llenas de cuevas y grietas. La parte alta de algunas cuevas se veían ahumadas posiblemente por excursionistas que habían hecho noche allí. El suelo del sendero, empezaba a ser de firme muy suelto, con muchas piedra viva y teníamos que bajar aguantando bien las rodillas y los tolones para no resbalar. Decir que una caída por aquí puede hacer que dejes los piños esparcidos, incluso pude ser mortal si te vas al barranco, así que mucho ojo y llevar un bastón para sujetarse mejor. Estábamos llegando a el mirador de Dos Hermanos, la veredita me estaba rompiendo las rodillas, los dedos de los pies se volvían muñones y las cervicales empezaba a notarlas cargadas. En fin, que los años me han vuelto mas petudo mas chico mas calvo y mas gordo. (¡Chuuooo, Chuuooo, Au, Au, Au, Au, Chuii, Chuii, Chuii......!). (Pintada, sube paca...... ¡Cagoeenn!,...¡Sube pal risco coño¡). "Jerga del cazador canario". Nos quedamos todos inmóviles, mirando de donde salían los gritos de tan peculiar dialecto. ¡Allí estaba!, subido a un risco, con su ropa de camuflaje, como si de Rambo se tratara. Después de nuestra incertidumbre, por si acaso se le escapara un tiro a Rambo, que aunque no era época de caza con escopeta el la llevaba, seguimos nuestro andar por el sendero, que parecía que se empinaba aun mas. Fredi cogió la directa, siguió caminando solo, a bastante distancia de nosotros, no se si por la propia inercia de su cuerpo o porque se aburría con nosotros. Llegamos al mirador de Dos Hermanos donde nos sentamos un rato a disfrutar de las vistas de la costa y a relajarnos frente a semejante espectáculo. mientras el amigo Fredi esperaba sentado unos 200mts, mas abajo. (Posiblemente necesitaria estar solo el Hombre en ese momento). De todas maneras se llevo un toque de atención de sus compañeros. Dos senderistas o algo parecido bajan corriendo por el sendero jugándose las rodillas, los piños y algo mas. ¡Adiós esteeee....! ¡Asta luego mi hermano!. No se si entrenaban para un triatlón o para una jincama, porque su indumentaria era asta peligrosa para hacer senderismo por este sitio , (pantalones cortos de fútbol, tenis de playa calcetines de salir con zapatos, chaqueta de un chándal). No es que me burle de ellos ni mucho menos, pero me paresio que no era lo mas adecuado. Estábamos ya cerca del final del sendero, cuando otro senderista, perdón este si era un ironman con su malla precintada o plastificada en el cuerpo, subía corriendo por el sendero, nos apartamos a un lado y no fuimos capaces ni de darle un saludo por si acaso perdía el ritmo. Ya cruzamos el puentito de madera que hay al final del sendero y unos metro mas arriba llegamos a la rotonda donde teníamos el coche. Descansamos unos minutos y volvimos a subir a la Cruz del Carmen, donde Leonor había dejado su coche. Nos echamos unas cervecitas Y cogimos rumbo hacia Chinamada, para coger el otro coche y luego a casita, eso si un poco moliditos por la bajadita de este sendero, que no deja de ser un espectacular recorrido.







Mirador de dos hermanos















.LA CERVECITA FINAL.



CARLOS ROJAS.